miércoles, 4 de marzo de 2009

cumbieros


La cumbia es un género musical folclórico autóctono de Colombia, con variantes de carácter igualmente folclórico en Panamá.
La cumbia surge del sincretismo musical y cultural de aborígenes, negros y, en menor escala, de los europeos en la región del delta del
río Magdalena en Costa Caribe colombiana, con epicentro en la región de la población de El Banco, Magdalena, hasta Barranquilla.
Es un ritmo popular en distintos países americanos, donde ha seguido distintas adaptaciones como la
cumbia mexicana, cumbia argentina, cumbia peruana, entre otras.


Es originaria de la parte alta del valle del río Magdalena (Colombia), de la zona geográfica denominada Depresión Momposina, y aún más precisamente de la zona correspondiente al país indígena Pocabuy (incluidas las culturas de las sabanas y el Sinú) que estuvo conformado por las actuales poblaciones de El Banco, Guamal, Menchiquejo y San Sebastián en el Magdalena, Chiriguaná y Tamalameque en el Cesar y Mompós, Chilloa, Chimí y Guatacá en Bolívar.[1]
Según el compositor José Barros, uno de los más ilustres cultores de la cumbia: "La cumbia nació en Colombia en el país de Pocabuy conformado por El Banco, Chiriguaná, Mompox, Tamalameque, Chilloa, Guamal, Chimí, Guataca. Pocabuy era un país indígena que se extendía a todo lo largo del río Tucurinca” (actual Magdalena). Don Tomás Carrasquilla afirma: "los tamboriles y caramillos siguen y siguen; siguen la gaita colombiana, siguen el bombo.... Viene después el 'perillero', luego la 'gaitera' y otras danzas menos complicadas; en fin, esos padres de la cumbia".
Los africanos que llegaron como esclavos a estas regiones, al contar la historia de sus grupos étnicos y aquellos hechos famosos dignos de guardarse en la memoria, se servían de ciertos cantos que distinguían con el nombre de “areítos”, que quiere decir bailar cantando: poniendo en alto los candiles, llevaban el coreo, que era como la lección histórica que, después de ser oída y repetida muchas veces, quedaba en la memoria de todos los oyentes. El centro del círculo lo ocupaban quienes daban la lección con el pie del canto y aquellos más duchos y peritos en el manejo de las guacharacas, millos,
tambores y maracas, para entonar con la delicadeza la música de aquellos cantares que fueron pasando, con el tiempo, de ser elegiacos a entusiasmar, galantear, querellar y divertir.
En Panamá surge en la región conocida en la época colonial como Veraguas (hoy, las provincias de Veraguas, Chiriquí, Herrera y Los Santos), de la mezcla de la música indígena y española, sobretodo de Andalucía, con los ritmos africanos traídos por los negros que llegaron a Panamá a principios del siglo XVI (Narciso Garay, Tradiciones y cantares de Panamá). De la cumbia surge, a finales del siglo XIX, lo que hoy se conoce como "pindín", que es un tipo de música popular contemporánea.

Cumbiamba en el Carnaval de Barranquilla.
La cumbia, aire musical que ha trascendido todas las fronteras y que ha dado tantas satisfacciones a la nación colombiana dentro y fuera de su territorio, es madre de muchos ritmos que hoy día se conocen y de los que se podría pensar nada tienen que ver con ella: porros, chalupas, bullerengues, chandés, paseos, sones, puyas entre decenas más.
La cumbia y el fandango, uno de sus derivados, son los únicos bailes populares que aún conservan aquel alumbrado, que en los bailes primitivos a cielo abierto no era otra cosa que las luces que servían de esplendor a las velaciones.
La cumbia es una danza y ritmo con contenidos de tres vertientes culturales distintas, a saber: negra, blanca (española), e indígena, siendo fruto del largo e intenso mestizaje dado entre estas culturas durante la conquista y colonia de las tierras americanas. La presencia de estos elementos culturales se puede apreciar así:
Presencia de movimientos sensuales, marcadamente galantes, seductores, característicos de los bailes de origen africano.
Las vestiduras tienen claros rasgos españoles, muy parecidas a las del actual flamenco: Largas polleras, encajes, lentejuelas, candongas, etc. Y los mismos tocados de flores y el maquillaje intenso en las mujeres. Las vestimentas de los hombres, por otro lado, son muy parecidas a las usadas en los encierros en el marco de las fiestas de
San Fermín en Pamplona: camisa y pantalón blancos, un pañolón rojo anudado al cuello y sombrero.
En la instrumentación están los tambores de claro origen africano, las maracas, el guache y los pitos (millo y gaitas) de origen indígena, mientras que los cantos y coplas son aporte de la poética española, aunque adaptadas luego.

Formación instrumental [editar]

Niños interpretando cumbia con instrumentos tradicionales.
La forma más auténtica de la cumbia es exclusivamente instrumental, ejecutada y seguida tradicionalmente por el conjunto de tambores: llamador, alegre, tambora, así como la flauta de millo o las gaitas, macho y hembra, las maracas y el guache. La cumbia cantada es una adaptación relativamente cercana en la que el canto de solistas y coros o cuartetos se alternan a la de la flauta de millo o las gaitas. El conjunto de cumbia es una ulterior evolución del originario conjunto de la tambora, estando el conjunto de tambora conformado por el tambor alegre y el llamador y, en algunos casos, por la tambora. Es un baile meramente cantado, como el chandé, con sus palmas y coros, junto al cual luego se sumaron los pitos de las gaitas o los millos.

Gaitas [editar]
Instrumento aerófono de ancestro indígena:
flauta derecha fabricada a partir del corazón del cardón, con una formación de cera en uno de sus extremos en donde se hace una ranura y se inserta un apéndice cilíndrico, generalmente la base de una pluma de pato, a manera de canal y boquilla, respectivamente, con orificios variables entre 3 y 6 hacia la parte baja del cuerpo.
Se le llama de esta forma por la similitud de su sonido con el de las gaitas de pico de los españoles.
La gaita hembra, de 5 orificios, proporciona la melodía. Su acompañante, a contra punto, la gaita macho, de 2 orificios, cumple una función marcante e imprime una profunda virilidad en el tañido de su lamento.
Un gaitero interpreta la gaita macho con una mano y con la otra, a la vez con gran destreza, la maraca, y sus labios sólo sueltan la gaita para cantar.
Es un instrumento muy importante en la región caribe porque le da ritmo a la cumbia, así como a los otros ritmos que se pueden interpretar con ellas: El porro, la gaita instrumental y el merengue.

Flauta de millo (Caña de millo o pito atravesao) [editar]
Instrumento
aerófono, al parecer de origen africano que reemplaza a las gaitas. Recibe otras denominaciones como flauta traversa de millo, carrizo, lata o bambú. Es un instrumento abierto en sus dos extremos, de unos 25 a 30 cm de largo y de 1,5 a 2 cm de diámetro, normalmente. Tiene cuatro orificios situados a unos 1 ó 1,5 cm entre sí y a unos 10 cm de la lengüeta, obtenida de la corteza de la caña y que forma la embocadura por la cual entra y sale el aire mediante emisión e inmisión del ejecutante, dotada de un hilo pisado a la lengüeta y sostenido por los dientes para modular el sonido y producir el efecto vibrado de los sonidos agudos, lográndose los más graves y nasales o bajos con el cierre de la abertura situada al extremo más próximo a la embocadura.

Tambores: alegre, llamador y tambora [editar]
Instrumentos membranófonos de percusión, de origen africano, que constan de una caja de resonancia, generalmente cilíndrica, aunque a veces algo cónica, y una o dos membranas o parches de cuero animal, que cubren la abertura de la caja.
Para producir el sonido el tambor es golpeado generalmente con la mano o algún objeto, comúnmente baquetas y también se suele percutir la caja. En los tambores se distinguen:
El llamador, el tambor más pequeño de todos, también llamado macho, que marca la cadencia rítmica o compás, por lo cual es al único que no se permiten los llamados "revuelos" o "lujos" en su interpretación.
El alegre o hembra, tambor que marca la melodía; "juguetea" con las notas de las melodías dictadas por los instrumentos líderes en este sentido y que se adorna con complejas y alegres improvisaciones sobre todo al final de la frase melódica, durante su ejecución.
La tambora, tambor mayor en su tamaño y único con dos cueros, uno en cada boca de la caja de resonancia, en el cual recae toda la responsabilidad de la pronunciación del acento sonoro característico de los aires tradicionales en el acompañamiento de cada pieza musical. Proporciona adornos y el bajo.

Maraca [editar]

Niños interpretando instrumentos de la cumbia.
Voz de etimología
guaraní (mbaraka [mbaɾa'ka]) o taína que nombra al instrumento idiófono de origen indígena, formado por una parte esférica de calabaza seca, en nuestro medio generalmente de totumo, con semillas o piedrecillas en su interior y un mango de palo que atraviesa o se adhiere al totumo y le sirve, a la vez, de sostén. Acompañan a la gaite macho y proporcionan el "brillo" en la canción.

Guache [editar]
Instrumento rítmico
idiófono al igual que las maracas, y con estas se encarga del acompañamiento versátil y vivaz de las improvisaciones musicales comandadas por la coquetería del tambor alegre. Es de cuerpo alargado, generalmente metálico, con estrías o perforaciones y pequeños percutores dentro, como semillas o piedrecillas y fragmentos de vidrio.

Difusión de la cumbia en Colombia [editar]

Casa de el maestro José Benito Barros Palomino, el más grande compositor de Colombia, nacido en El Banco, Magdalena
Cuando hacia 1942, la radio bogotana comenzó a transmitir las estrofas de "...se va el caimán, se va el caimán", las voces de protesta e indignación no se hicieron esperar. Dispuestos a no permitir mayores abusos de la radiodifusión, los estamentos de la sociedad capitalina se pronunciaron, a la cabeza el diario El Siglo, que en un editorial de ese mismo mes protestó por el alud de composiciones “inmorales” que estaban propagándose por la radio, entre ellas, por supuesto, la tonada del Caimán.
En 1940,
El Heraldo de Barranquilla había publicado una corresponsalía de Plato, Magdalena, con la noticia de que un hombre de aquella población se había convertido en caimán y rondaba, llorando, con voz humana, por los caños vecinos. La madre del metamorfoseado llegaba hasta la orilla de los caños y le proporcionaba alimento. Así nació la historia del hombre caimán, inmortalizada en una canción por el compositor José María Peñaranda.
En los años cuarenta, en el interior del país, todavía se creía que la civilización occidental y las buenas costumbres comenzaban y terminaban en Bogotá, y el folclore costeño parecía "bárbaro y exótico".
Una investigación realizada en 1949 por las empresas de discos, demostró que la alta sociedad prefería el bolero y la guaracha (de
Cuba), el blues y el fox (de Estados Unidos), y el baile del botecito (también de Cuba). La clase media prefería el bolero y la rumba criolla, un invento bogotano con reminiscencia de pasillo y generalmente tocado con instrumentos de cuerda. La clase humilde prefería el pasillo y el tango arrabalero, en donde abundan las puñaladas, los hijos sin padre, los presidios, las madrecitas que sufren y los adulterios.
En la Costa no se le hacía mucho caso al pasillo y al bambuco. En las fiestas, cuando la
orquesta tocaba un pasillo, se advertía que las parejas abandonaban la sala de baile; en cambio, el pasillo sí era la música preferida para las serenata.
Los bailes populares en la costa Atlántica son antiquísimos, pero solo en 1940 llegaron a los salones de la buena sociedad. Antes de esa fecha, se limitaban al pueblo raso.
En el interior, la presentación en sociedad de la música costeña ocurrió el primero de enero de 1949, cuando la revista Semana entregó a sus lectores un informe especial sobre un tal
Lucho Bermúdez. El artículo explicaba a los cachacos en qué consistía la música costeña y qué era eso del porro, que por aquella época era visto ciertamente pecaminoso o, al menos, no propio para que las señoritas lo bailaran. Algunos decían que era “vulgar y bullicioso”, pero casi nadie le negaba su alegría.

Monumento a la cumbia en Barranquilla.
El artículo comenzaba con una pequeña semblanza de Bermúdez y luego se explayaba en un recorrido erudito de los ritmos e instrumentos costeños: qué era una guacharaca, unas maracas, etc. El escritor del artículo, el escritor Alfonso Fuenmayor, elucubraba en el por qué de la afición a unos ritmos que “alborotaban hasta un mismo muerto”.
Desde 1945, el salón de bailes del legendario Hotel Granada de Bogotá había comenzado a atiborrarse con el éxito súbito de
Lucho Bermúdez, músico bolivarense que con su orquesta al estilo de las “jazz band” norteamericanas, maravillaba con un ritmo que seducía, pero que, matizado y estilizado para los requirimientos sociales y morales de la época, estaba destinado a convertirse en el ritmo bailable por excelencia. El ritmo interpretado por Bermúdez era el porro pelayero. Gracias a Bermúdez y a los porros pelayeros estilizados, la música costeña pudo quedarse y echar raíces en el interior del país.
A Bermúdez le siguieron otros músicos y compositores como Alex Tovar (el autor de “Pachito Eché”, éxito taquillero de las navidades de 1949), el barranquillero Luis Carlos Meyer (quien llevó el porro a
México), Daniel Lemaitre (el autor de “Sebastian, rómpete el cuero”) y, ante todo, un desconocido músico cienaguero llamado Guillermo de Jesùs Buitrago Enrìquez, quien acabó por popularizar los ritmos costeños en el país.
Como anécdota importante, hay que resaltar que Buitrago fue la primera estrella de la música
vallenata y el primero en grabar un disco totalmente en Colombia, el 12 de marzo de 1945, en los antiguos estudios de las emisoras Fuentes, en la calle de la universidad, en Cartagena. Fue un 78 r.p.m. que incluía, por una cara “Las mujeres a mí no me quieren“ y, por la otra, “Compae Heliodoro”, dedicada a su amigo Heliodoro Eguis Miranda.
A mediados de los
años cincuenta, ya la música costeña era asunto conocido y no despertaba ni las encendidas polémicas morales de una década atrás ni los consecuentes epítetos de "bárbara" o "decadente".
Estos años, precisamente, pueden ser considerados, como los de la época de oro de la música colombiana; por lo menos, en lo que concierne a lo caribe o antillano. Esta época verá surgir con toda intensidad el merecumbé de Pacho Galán, el porro al estilo de Pedro Laza y sus pelayeros o la orquesta Sonolux, los porros de Lucho Bermúdez, las gaitas de Edmundo Arias y, especialmente, el vallenato en
guitarra o acordeón, interpretado por “Los alegres Vallenatos” (“Pomponio”, “El aguacero”, etc) y Bovea y sus vallenatos (“La casa en el aire”, “Mi maye”).
Paralelamente a estos y otros músicos de gran valía, surgieron figuras como Aníbal Velásquez, Alfredo Gutiérrez, Lisandro Meza, y Noel Petro, quienes —cada uno a su manera— consolidaron ese proceso iniciado con Bermúdez. A fines de los años cincuenta y comienzos de los sesenta, la música tropical colombiana se había extendido a todo el mundo.
En los años sesenta, aparecerán conjuntos como “Los Corraleros de Majagual”, “Los Teen Agers”, “Los bobby Soxers”, “Los golden boys”, “Los graduados”, “Los Black Star” y “Los hispanos”, que marcaron una etapa de transición hacia una música quizás algo decadente. Es lo que Andrés Caycedo denominó “el chucu chucu”.
Cincuenta años después, muchos críticos consideran que la música colombiana se ha estancado; que ha acudido a fórmulas comerciales y que su valor folclórico y raizal han desaparecido frente a la penetración de ritmos como el merengue dominicano, el rap y la salsa neoyorquina. Ello puede ser cierto. Pero no hay duda de que muchos orquestas intentan rescatar ese vieja época de oro: ya sea en fusión o en versiones adaptadas, intérpretes como Carlos Vives, Moisés Angulo, Los Tupamaros, Los 8 de Colombia y Perla Colombiana, este último grupo de México, están en esa labor.

Tipos de cumbia [editar]

Mujeres bailando cumbia.

Cumbia clásica [editar]
La cumbia clásica consta de instrumentos como la kuisi sigí (gaita macho), la kuisi bunzí (gaita hembra) y una
maraca (taní) acompañadas algunas veces de las suaras (idénticas a las gaitas anteriores). Se trata de un aire zambo que está formado por una melodía indígena y un ritmo de tambores negros, ésta nunca se canta, sólo danza y toque instrumental.

Cumbia moderna [editar]
En la cumbia moderna se encuentran instrumentos como la caña de millo,la guacha,las maracas,el tambor llamador,el tambor alegre y tambora o bombo, todos estos instrumentos típicos del caribe. Existen variantes de la cumbia cantada como el bullerengue, mapalé, los porros, la saloma y más.

Cumbiamba [editar]
Muchos de estos autores en sus escritos hacen diferencia entre cumbia y cumbiamba o también dicen que los negros que llegaron de África para ser esclavizados trajeron consigo sus danzas y tonadas especiales y, a medida que pasaba el tiempo, aprendieron castellano y empezaron a cantar en este idioma. Actualmente cerca de los ríos colombianos donde se instalaron los africanos en su momento resuenan el currulao y el mapalé y se baila cumbia o cumbiamba.
"Según testimonios escritos son dos las diferencias principales que existen entre la cumbia y la cumbiamba: la cumbia se toca con banda, y las bailarinas llevan velas o teas en las manos. La cumbiamba se baila con acordeón y flauta de millo y sin velas", de "Cumbia eres muy bonita".
Al parecer, la diferencia más notoria son los implementos utilizados en el rito de baile y de la instrumentación manejada.Existe también una función para cada uno de los integrantes de la banda:
El músico mayor es el gaitero quien toca la gaita hembra.
El segundo músico es el tamborero quien toca el tambor alegre.
El tercer músico es el de la tambora o bombo el cual se toca con baquetas.
El cuarto músico es el llamador.
El quinto músico es el maraquero quien acompaña con otra flauta o gaita macho.
El último es el guachero opcional.

Intérpretes y difusores [editar]

Niños bailando cumbia en San Pelayo, Córdoba.
La primera cumbia grabada para comercializar, en 1950, era ejecutada con
caña de millo y tamboras.
En 1953, se lanza "
Flamenco" una cumbia compuesta por Soledeño el Efraín Mejía. A principios de 1955, aparece el conjunto típico Cumbia de Juan Corralito, el cual graba en un disco por lado y lado una cumbia y la “puya arranca pellejo”. En este mismo tiempo, surgió la cumbia de Antonio Lucia Pacheco, quien grabó la pieza musical “Once de Noviembre". A principios de los años de 1950, el maestro Lucho Bermúdez había lanzado "Danza Negra", una cumbia cantada por Matilde Díaz. También se llamó la "cumbia colombiana".
Las cumbias han tenido gran impacto nacional e internacional, ya que han sido cantadas y orquestadas, contrario a la verdadera y auténtica ejecución como corresponde a los grupos de milleros y de tambores. Los principales grupos que difunden cumbia son:
Los Gaiteros de San Jacinto
Arturo Jaimes. cumbia mexico-colombiana.
Medardo Guzmán, los cañamilleros de Mahates.
La cumbia soledeña de Efraín Mejía.
La cumbia moderna de soledad de Pedro Beltrán y la cumbia ritmo Beranoero.
La cumbia del argentino Alexis Urunde
La Perla Colombiana. cumbia romántica mexico-colombiana.
Juan Jiménez "Guayaspa" fue el compositor de la Cumbia Cienaguera, a fines de 1951, la cual ha dado la vuelta al mundo.Por esta razón cada vez que en el exterior se habla de música colombiana es lógico hablar de cumbia, debido a la difusión que logró con la presentación al planeta entero de esta cumbia cienaguera.
En las décadas de
1970 y 80, el músico mexicano Rigo Tovar fusionó cumbia con música rock combinando los elementos y usando guitarras eléctricas, batería eléctrica, sintetizadores, efectos de sampleo y melodía de rock con cumbia tradicional mexicana. Esta fusión ahora es llamada "cumbia-rock".
Otra cumbia de repercusión más reciente ha sido la famosa "pollera colorá", de Wilson Chopereana. Además de ésta, podemos encontrar "la cumbia sobre el mar", dedicada a Martha Ligia Restrepo, reina de la belleza colombiana.

Adaptaciones [editar]
La cumbia ha sido a través del tiempo, el baile y
danza característica de Colombia. Los verdaderos intérpretes de la cumbia son los grupos que reúnen las condiciones básicas y auténticas para la ejecución de este ritmo. Estos grupos datan de principios del siglo XX y se difundieron por toda la sub-zona magdalenense con el pasar del tiempo.
Quizás la primera cumbia grabada fuera de Colombia, en
México, en 1950, fue la cumbia cienaguera, en la voz del cantante Luis Carlos Meyer Castandet, fallecido en 1997 y nacido en Barranquilla, Colombia. Meyer había emigrado a México a comienzos de los años cuarenta, después de haber grabado en Bogotá con varias agrupaciones locales. En ciudad de México hace contacto con uno de los más importantes directores de orquesta de allí, Rafael de Paz (fallecido en 1995). Con él graba en 1944 la famosísima "Micaela", y luego otros sucesos, tales como "Mi gallo tuerto", "Caprichito", "Nochebuena", etc. Gracias a su éxito, la cumbia y el porro colombianos comienzan a popularizarse en México; en el sur del continente (Argentina, Chile, Perú, etc.), la cumbia y el porro fueron ritmos introducidos por Lucho Bermúdez, quien en 1946 graba para la RCA Víctor argentina 60 composiciones suyas con músicos prestados por Eduardo Armani y Eugenio Nobile. A comienzos de los años sesenta, la agrupación de Bovea y sus vallenatos, que emigró de Colombia, termina de popularizar la cumbia en Argentina.
El conjunto
Los Wawancó, formado en 1955 por jóvenes universitarios de distintos países de América, entre ellos su líder Mario Castellón, de Costa Rica, continúa activo en Argentina, habiendo grabado 87 discos con composiciones de gran popularidad como "La burrita", "Santa Marta", "La cosecha de mujeres", "Se va el caimán", etc.
En los años sesenta, agrupaciones tales como
los Corraleros de Majagual, Los Hispanos, Los Graduados, llevan los ritmos colombianos a México, Venezuela, Perú, entre otros países.

Referencias [editar]
como bien nos dan referencia de ello los testimonios escritos de los historiadores colombianos Orlando Fals Borda en su libro Mompox y Loba, de la serie: Historia doble de la Costa, Tomo I y Gnecco Rangel Pava en sus libros El País de Pocabuy y Aires Guamalenses, capitales para cualquiera que quiera estudiar los orígenes del folclor costeño

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