miércoles, 4 de marzo de 2009

flogger


Se conoce como Flogger a una moda adolescente originaria de Argentina, que está estrechamente relacionada con Fotolog.com, un sitio web donde se suben fotos y donde sus usuarios pueden comentar en ellas.
Se ha vuelto muy popular entre los jóvenes, para convertirse en casi un hábito o forma de vida.
[1] La palabra Flogger proviene de "flog", apócope de Fotolog. La popularidad de un fotolog se basa en la cantidad de firmas (comentarios) diarias a las fotos y sus amigos/favoritos. Los fotos subidas en sus respectivos fotologs suelen ser autorretratos.


Vestimenta

Grupo de floggers en las afueras del Abasto Shopping
El estilo se compone principalmente por pantalones chupines de colores llamativos (apretados jeans o joggings). Los floggers usan como zapatillas las deportivas de lona o las Converse, el peinado que los distingue es semi-largo en los varones, y un flequillo en ambos géneros el cual tapa parcialmente, o por completo, los ojos. Se conoce como floggers a los jóvenes seguidores y amantes de esta moda. Algunas características de los floggers es su gusto por la moda y por marcas reconocidas.
También son conocidos por utilizar tiradores y chupines con cintura alta, que es lo último en moda de los floggers ya que utilizan la misma ropa que se usaba en otras épocas.
Su estética estereotipada les hizo ganar enemigos desde varias tribus urbanas y subculturas, las cuales consideraron que les habían robado elementos de sus propias estéticas. Por ejemplo, los
emos argentinos consideran que los floggers les robaron el peinado, los rolingas creen que los floggers les robaron el uso del característico pañuelo deshilachado atado al cuello, y los punks están peleados con los floggers porque (además de toda la parte ideológica) creen que estos les robaron el uso de los apretados pantalones chupines y zapatillas Converse a los Ramones, la legendaria banda estadounidense de punk rock, que en especial en Argentina causó sensación tras sus visitas contínuas al país entre 1987 y 1996.

Música
Entre los gustos de estos adolescentes, se encuentra la
música electrónica, principalmente techno, sobre la cual han desarrollado una peculiar manera de bailarla llamada Electro. Los movimientos, consisten en extender rápidamente una pierna, golpeando el suelo con el talón, y señalando la otra pierna hacia atrás y, a continuación, cambiar rápidamente la posición de las piernas, y muchas variaciones más.
Esto no impide que hayan floggers que les agraden otros estilos musicales, como el
pop, el reggaetón o la cumbia, en especial si los floggers provienen de otras tribus urbanas a las cuales pertenecieron con anterioridad.

Ideología

Criticas
El hecho de ser o considerarse un flogger ha sido criticado desde algunos sectores sociales haciendo hincapié en la sobreexposición de los adolescentes, señalando la particularidad de la publicación de fotos sugerentes, o en algunos casos escasas de ropa, ya que
Fotolog.com no presenta un filtro para su protección, ni requiere una edad mínima para su registro.[2] Sin embargo, si bien existe la posibilidad de publicar ese material, es poco frecuente, ya que tales fotos son borradas por parte de los administradores del sitio y suelen causar el cierre del flog.
El fenómeno también es criticado por poder resultar tendiente a la frivolidad y superficialidad.
[3] Los floggers suelen ser catalogados como estereotipados y seguir un patrón común de conducta y estilo, por lo cual suelen ser motivo de burla o rechazo por parte de otras subculturas de jóvenes, principalmente desde los «cumbieros».[4] [5] Otras tribus que los criticaron por su relación con la moda, lo referente a lo comercial, y la falta de una ideología política y social, fueron los rolingas, los punks y los metaleros. Los floggers son una tribu originada en sectores socioeconómicos adinerados, por eso las personas que rechazan la tribu los llaman también "chetos" (término referido a un joven adinerado y frívolo, equivalente a los términos "fresa" en Méjico y "pijo" en España). Hay casos donde un joven que pertenecía a una tribu urbana, la dejó para unirse a la de los floggers (tema del que trata la canción "Los floggers" de la banda de cumbia villera El perro), lo cual es visto comúnmente como una traición o como una forma de corromper la integridad, la moral o los valores de uno a cambio de simpatía en otros grupos humanos, fama, aceptación en otra tribu, o cualquier otro tipo de beneficio personal en desdén de las amistades anteriores ("venderse"). Esto queda evidenciado por las críticas que recibieron durante las entrevistas hechas a los floggers, donde el tema del consumismo relativo a los floggers era el eje de la nota.
(...) la búsqueda de popularidad es el eje central y se logra con una cámara de fotos, un par de poses y la subida constante de estas imágenes al sitio para que otros dejen mensaje y te valoren dentro del grupo.
(...) aflora la personalidad individual dentro de esa masa grupal en que se cruzan la banalidad de la pose ensayada y la profundidad de la búsqueda de identidad e identificación. (...) Consolidaron en un "estilo de vida" parámetros rechazados, como la superficialidad, el narcisismo excesivo y el culto a la imagen (...) Lo suyo, claro, no es coraje, es impunidad. Es la que les da la adolescencia y la conciencia de saber que es un tiempo ideal para ser inmaduro. "No tenemos ideología", aseguran y dan el tiro de gracia al afirmar: "Nosotros sabemos que esto es pasajero porque somos adolescentes". (...) Pero como cualquier moda, ésta es una construcción que requiere tiempo, esfuerzo y dinero. "Yo pongo carita de lástima y mi papá me da plata", dice una de las chicas.
(...) "Es una envidia que tienen hacía nosotros, porque no se pueden vestir como nosotros", sentencia María José y agrega: "los varones floggers son muy metrosexuales". Esa dedicación a la apariencia no pasa desapercibida en casa. (...) "Somos demasiados superficiales", dicen de ellos mismos.
(...) "Trolas, putos, gays, Patito Feo son las cosas que nos gritan", cuentan.
Ellos, con altanería, miran de reojo y hacen oídos sordos enarbolando la consigna que una de las chicas tiene en su fotolog y que sintetiza el espíritu flogger: "tu envidia alimenta mi ego".
Flogger Power, Diario Los Andes, 22 de junio de 2008
Mientras que algunos los critican por el sólo hecho de no gustarles su estética, sus costumbres, la
música electrónica o su falta de ideología, también se los critica por la utilización lucrativa que las empresas, tanto grandes como pequeñas, efectuan sobre ellos, ya que hay tanto cadenas internacionales como pequeños comerciantes que aprovechan la moda para vender productos relacionados de alguna forma con ella. Son criticados por subculturas marginales como los punks y los rolingas, por relacionarlos con las clases socioeconómicas más altas, y con el establishment. Parte de esta acusación es debida al conocimiento sobre los manejos de enormes cantidades de dinero entre los floggers más representativos y los negocios. Las empresas de publicidad rastrean a los floggers más conocidos para utilizarlos en sus campañas publicitarias, como el caso de Agustina Vivero (alias "Cumbio") con Nike y el de Marco Colom (alias "el principito") con una marca de ropa. En las fiestas de 15 de Argentina, los floggers son contratados y llegan a cobrar hasta $2000.[6] Estas empresas también los convocan para hacerle propaganda a accesorios y fiestas en locales bailables. Por ejemplo, a fines de 2008, Marco Colom asistió a una fiesta de fin de año en un local bailable de Parque Leloir. Los floggers más representativos cobran una suma de entre $400 y $600 por realizar una jornada donde caminan por una pasarela, firman autógrafos y se toman fotografías con fanáticos de ellos. Los viernes y sábados son contratados para desfilar en locales bailables de Buenos Aires, el conurbano bonaerense, y de todo el país en general, e incluso llegan a hacer este tipo de presentaciones en algunos países limítrofes. Esta participación en eventos y fiestas especiales continuó activa en la costa atlántica de Argentina durante el verano, como es el caso de Marco, quien fue agredido en una de sus salidas nocturnas veraniegas. En el 2008 se crearon dos asociaciones con fines de lucro relacionadas con los floggers: "Flogger Party" (auspiciada por agencias locales y promocionada por una cadena de venta de ropa) y "Flogger Tour", una agencia que se dedica a participar en fiestas de 15, donde cada uno de los miembros de la agencia cobran $2000 al finalizar la fiesta.
Como queda dicho, la vestimenta flogger también es criticada, por el hecho de ser uniforme y estereotipada, y porque hay tribus y subculturas urbanas que creen que los floggers les robaron algún elemento de su estética.

Repercusión pública en la cultura popular argentina
La tribu urbana de los floggers se hizo famosa en los comienzos de
2008 pero ya venía gestándose desde antes. Ya existía desde varios años antes una relación entre la juventud de posición socioeconómica acomodada (que desde luego, ya por ese entonces odiaba a los cumbieros y su música) y la música electrónica, promovida por el festival de Creamfields en Buenos Aires (cuya fama aumentó desde su primer presentación en la ciudad, en el 2001) y por los diversos locales bailables del país, donde los disc jockeys se hacían conocer.
De la misma manera las bandas
pop de Argentina y las de su rock que eran más glamourosas también habían contribuido a gestar la tribu. En los últimos años se había vuelto popular Miranda! con su electro pop rotando en radios típicamente rockeras como la Mega 98.3, acompañadas de otras bandas pop menores como Azafata (que llegó a hacerse conocida a principios de 2007 con sus hit "Estupendo"), Cuentos Borgeanos y Adicta, y de exitosos solistas pop como Emmanuel Horvilleur, el cual había conseguido de diversas maneras hits como "Soy tu nena", "Fan" y "Radios" (este último, un tema del verano en 2008, justo antes de que la moda de los floggers estallara). Babasónicos, banda que en los últimos años había pasado del rock indie de sus principios al electro pop mainstream también había influido, al haberse vuelto una de las bandas más famosas de Argentina. El éxito del pop rock de Gustavo Cerati (que ya era calificado desde sus tiempos en Soda Stereo como frívolo) como músico solista en el 2006 con su disco Ahí vamos (con los hits "La excepción" y "Crimen"), y la gira "Me verás volver" de Soda Stereo en la segunda mitad del 2007, también habían ayudado. Desde luego, todos estos personajes del rock y del pop de Argentina, ya eran rechazados desde antes de los floggers. Miranda! había sido abucheado en el Pilsen Rock de 2006 en Paraguay[7] , el público, en su mayoría punk (se estaban presentando ese día Ataque 77 y 2 Minutos) les arrojó barro a los integrantes del grupo, que al final pudieron tocar únicamente 3 temas. Además, a Miranda! los acusaban constántemente de putos, por su estética sugerentemente homosexual[8] que generaba rechazo en el público argentino en general. Soda Stereo y Gustavo Cerati mismo también eran rechazados por ser chetos y por ser emparentados con el establishment. Prueba de esto es que en los recitales de diversos subgéneros de rock de Argentina se cantaba "¡Luca no se murió!, ¡Luca no se murió!, ¡que se muera Cerati la puta madre que lo parió!".
Una vez que estalló la popularidad de la tribu urbana de los floggers, se generó un rechazo a estos desde varias subculturas que ya existían y que tenían una impronta callejera o barrial, como los
punks, los metaleros, los rolingas y los cumbieros, todas de orígenes marginales. Además, algunas de las tribus los criticaron por considerar que los floggers les habían robado alguna característica de su propia estética. Sin embargo, cabe destacar que en el caso de los cumbieros hubieron casos donde ellos abandonaron dicha tribu y se convirtieron en floggers. Otra tribu que no los rechazó y que desapareció (coincidiendo con el traspaso de muchos de ellos a la tribu de los floggers) fue la de los alternos, cuyas características influenciaron notablemente a los floggers y sirvieron de precursores antes de que estos últimos aparecieran.
Por otro lado, con la fama de esta tribu urbana, las empresas comenzaron a utilizar los temas de los
fotologs y los floggers como atractivo publicitario para hacer promoción televisivamente de sus nuevos productos, como el caso de la marca de galletitas "Club social" (propiedad de Kraft Foods)[9] y la marca de postres "Exquisita" (propiedad de Molinos Río de la Plata S.A.)[10] . Esto no tardó en generar críticas tanto desde las subculturas más comprometidas políticamente (como los punks y los metaleros) como en la sociedad en general, ya que interpretaron que las empresas estaban aprovechando una moda para publicitar sus productos y así ganar dinero, utilizándola con fines lucrativos. El resultado fue aumentar más la brecha en la relación de los floggers con las subculturas anteriores, muchas de ellas agravada por la interpretación de una relación con el establishment (enemigo en algunas subculturas enfrentadas a los floggers, como los punks y los rolingas). Generó más rechazo entre los demás detractores, que ya habían tildado anteriormente a los floggers como "niños buenos", "niños mimados", "niños afeminados" o "niños frívolos", además de rechazarlos por gustarles la música electrónica. Otras empresas aprovecharon el auge de la moda flogger para vender ropa que la tribu urbana acostumbra a usar, es el caso de la cadena internacional de negocios de ropa C&A creando una sección en sus negocios llamada "Mundo Flogger", y el de muchos negocios medianos y pequeños que en el verano 2009 pusieron en venta anteojos típicamente utilizados por floggers: los Vintage con rejillas en el marco, cubriendo el frente de los lentes oscuros de los anteojos.
La popularidad de la tribu urbana se extendió de tal forma que aparecieron personajes públicos o de la farándula argentina que comenzaron a usar el look de los floggers. Un ejemplo de ello es el caso de algunos jugadores de
fútbol, muchos de ellos ya lo usaban desde antes que la moda estallara, como el caso de Fabián Assmann, tal vez el primer futbolista flogger de la historia. Incluso, en ciertas notas periodísticas lo califican de flogger[11] [12] [13] . Otro futbolista que causó polémica con una serie de fotografías que se sacó autorretratándose en poses flogger típicas fue Mauro Zárate[14] . Otros futbolistas floggers fueron Pablo Luguercio, Pablo Mouche, Leonel Núñez, Exequiel Benavídez, Marcos Angeleri, el "Papu" Gómez, Gastón Machín y "la pulga" Messi.
Después de unos pocos meses, la moda de los floggers se había extendido hacia todas las partes de
Argentina, e incluso llegó a ser exitosa en Uruguay

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